miércoles, 18 de agosto de 2010

El derecho al voto de la mujer peruana.

Era un miércoles 7 de setiembre de 1955, cuando el gobierno del general Manuel Apolinario Odría, dando salida a los incesantes reclamos que se habían iniciado en 1910, promulgó la ley del voto femenino, con lo que cambió la historia de la mujer peruana.

Siempre atento a los hechos trascendentales, la edición de El Comercio tituló al día siguiente “Fue promulgada la ley que otorga el voto a la mujer”, y dio a conocer el texto de la Ley 12931, mediante la cual se modificaron los artículos 84, 86 y 88 de la Constitución Política de 1933.

La nota reafirmaba el hecho con la foto del jefe del Estado, Manuel A. Odría, quien aparecía promulgando la ley. En el primero se reconocía que eran ciudadanos los hombres que tuvieran mayoría de edad (21 años), casados mayores de 18 años y los emancipados. El cambio incorporaba a las mujeres en estas mismas condiciones.

En el segundo artículo originalmente se señalaba que gozaban del derecho de sufragar los ciudadanos y ciudadanas que supiesen leer y escribir.

Y en el tercero se reconocía la autonomía del Poder Electoral, así como la representación que da a las minorías —entre ellas las mujeres— el sistema de elecciones. Lo último no se hizo esperar, pues la inscripción de mujeres en el Registro Electoral se empezó a realizar apenas se promulgó la ley, con vista a las elecciones presidenciales y parlamentarias de 1956.

Precisamente, el 17 de junio de ese año, las mujeres se estrenaron en el sufragio. Con 499.256 votos, ellas se hicieron presentes, representando el 34% del electorado nacional. Lima fue el departamento con mayor cantidad de mujeres votantes. En la edición de la tarde de El Comercio se informó: “Las mujeres dieron la nota simpática”. [...] “Las damas, luego de la misa, y muchas de ellas llevando sus libros misales, engrosaron las densas colas que nacían a las puertas de cada colegio [...]. La columna impaciente desencadenaba amables conversaciones, desprovistas de la aspereza silenciosa de los hombres [...]”.

Fue así como el 28 de julio de 1956 llegaron por primera vez al Parlamento nueve ciudadanas. Ellas fueron la senadora Irene Silva y las diputadas Alicia Blanco, Lola Blanco, Carlota Ramos, María Silva, Juana Ubilluz, Manuela Billinghurst, María de Gotuzzo y Matilde Pérez Palacios. Todo un acontecimiento en la época.

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